Salud e IA: cómo conviven y se complementan

Paciente mujer realizando una consulta con su médica clínica por medio de un dispositivo.

A esta altura no es secreto que las inteligencias artificiales están cambiando el cuidado de la salud y la práctica médica en el mundo. Solo en ese sector, se estiman inversiones en IA a nivel global cercanas a los USD 26 mil millones para 2025, lo que sería un incremento del 50% con respecto a 2018. Es que este tipo de tecnología puede tener un papel importante en la mejora y la ampliación del acceso de la población a los sistemas de salud.

El uso de la IA, más allá de la automatización de tareas, puede ayudar con la planificación y el diagnóstico de los pacientes, haciendo que la atención médica sea más eficiente, no solo por la reducción de costos sino porque la tecnología también permitiría el análisis remoto de resultados, lo que redunda en una mejor distribución de los servicios de atención médica. A su vez, el uso de IA en entornos de telemedicina ayudaría a reducir la carga en el personal clínico, el  cual podría dedicar más tiempo al cuidado de los pacientes. 

Para el éxito en la digitalización de la atención médica empleando IA y telemedicina, es sumamente importante contar con una infraestructura adecuada y para eso son esenciales las inversiones iniciales, a establecerse preferentemente en combinación con socios especialistas que permitan garantizar la compatibilidad en todos los sistemas. Por otro lado, para que la IA tenga éxito en la práctica clínica, las regulaciones deben permitir el uso óptimo de un modelo que considere la cobertura de este tipo de atención, así como las licencias y responsabilidades médicas. Un ejemplo del avance de estas tecnología en materia de cuidados médicos puede encontrarse en Uruguay, donde desde hace más de una década existe la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) que impulsa la historia clínica electrónica en el Sistema Nacional Integrado de Salud, interoperabilidad entre instituciones y en todo el territorio. 

Por último, es importante recordar que la protección de datos es esencial para la atención sanitaria en general, y solo se vuelve más importante con los riesgos crecientes asociados a la atención digital. Un enfoque estandarizado para la evaluación de riesgos en las plataformas mejora el uso y la confianza en dichos sistemas. Por ende, las regulaciones deben enfocarse en minimizar riesgos, mientras los gobiernos deben promover la transparencia de los datos para evitar sesgos discriminatorios al utilizar algoritmos de IA en entornos de clínica médica.

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