Durante décadas, la ciencia ficción (tanto en cine, tv y literatura) nos ha sorprendido y aterrorizado con relatos de inteligencias artificiales tomando conciencia y dominando al mundo. Por eso no resulta raro que en el imaginario social exista un temor primario a este tipo de eventualidades, ahora bien, que el temor exista no quiere decir que también exista el peligro, para entender realmente cuáles son las claves de la discusión actual sobre la próxima generación de IA, hay que salirse del terreno de la ficción.
La gran pregunta del momento es: ¿Cómo puede una IA ser empleada para mejorar la vida humana? En base a dicha pregunta es que te compartimos los 3 puntos clave a considerar en esta discusión:
1- La Inteligencia Artificial General (IAG) es un objetivo muy a largo plazo: si la IA de hoy se centra en tareas específicas (como procesar datos), la IAG podría aprender a realizar una amplia variedad de tareas de forma autónoma, simplificando muchos de los procesos más cotidianos, pero esta tecnología se encuentra aún lejos en el tiempo.
2- Responsabilidad: a medida que las IA se vuelven más avanzadas, es necesario considerar quién es responsable de su comportamiento y decisiones. Si pretendemos que a futuro puedan hacerse cargo de tareas o procesos dentro de áreas como medicina o transporte, donde un error puede ser fatal o tener consecuencias graves, no podemos dejar de preguntarnos y discutir quiénes tienen que tener responsabilidad sobre aquellas decisiones que la IA tome.
3- Ética como piedra fundamental: los seres humanos somos capaces de distinguir entre lo moral y lo inmoral, lo ético y lo irresponsable, la cuestión es si podemos esperar lo mismo de las futuras IA. Hoy día existen desarrollos tecnológicos que apuntan a crear sistemas éticos que permitan a las IA tomar decisiones alineadas con los valores humanos, pero esto sigue siendo un área en evolución.
En resumen el campo de las inteligencias artificiales se encuentra en pleno desarrollo y es un tema por demás interesante, sin embargo para poder discutirlo tenemos que dejar de lado las fabulaciones de ficción y centrarnos en los datos reales, entendiendo aunque sea de manera básica las implicancias que este tipo de desarrollos tienen para la sociedad.
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